Finca La Sola
Presentación del proyecto
Nos encontramos en la Finca La Sola, en la Tierra de Campos palentina, en una zona incluida en la ZEPA del Camino de Santiago (Red Natura 2000), relevante principalmente por las poblaciones de aves esteparias, próxima a Villoldo y perteneciente al municipio de Revenga de Campos.
Quizás todo comenzó hace 10 años, cuando decidimos restaurar el viejo caserón familiar y los espacios aledaños que habían quedado en desuso, todos ellos impregnados de los recuerdos de nuestros primeros años de vida en este caserío. La historia entre medias es bastante repetida, como tanta gente estudiamos y migramos a la ciudad.
Junto a la casa nos pusimos a cultivar hortalizas para autoconsumo, pertrechados con las lecturas de los manuales clásicos de cultivos orgánicos y las técnicas observadas en los huertos urbanos que sentíamos tan próximos. El olor de la tierra húmeda recién labrada comenzó a evocarnos todo lo que en la infancia aprendimos en la huerta. Aricar la tierra con la azadilla, aporcar las patatas, inundar los surcos de agua, escardar las cebollas, los pimientos, los tomates, plantar una nueva remesa de lechugas, etc., formaba parte de nuestros juegos infantiles, mezclado extrañamente con la seriedad con la que los mayores nos contaban que producir alimentos era una de las actividades más importantes a las que se podía dedicar una persona, sabiéndose ya en medio del declive de las oportunidades de encontrar hueco en ella.
Durante estos años fue arraigando la idea de ampliar esa huerta, integrándola en un proyecto más amplio de producción de biodiversidad alimentaria y de restauración de otros espacios y edificios en decadencia por falta de actividad.
Pero también esta década la hemos vivido injertándonos en los movimientos alimentarios del barrio madrileño de Lavapiés, donde junto a vecinas y vecinos hemos pensado en los estrechos vínculos entre nuestro modo de alimentarnos y la huella que dejamos en el mundo, en lo mucho que se puede hacer poco a poco, en el día a día, a través del irrenunciable acto de alimentarnos para mejorarlo: el propio, empezando por la salud, el del barrio y el de los pueblos, el mundo común que compartimos con el resto de seres vivos.
Escuchando a tantos proyectos que han pasado por el barrio durante este tiempo, con sus palabras portadoras del legado de la sabiduría campesina, junto a la experiencia acumulada en nuestra huerta de autoconsumo, nos convencimos de que mediante prácticas agroecológicas es posible producir alimentos saludables y de calidad, en abundancia y asequibles, prescindiendo de cualquier insumo químico. Nos convencimos también de la necesidad de replicar los modelos de corresponsabilidad entre la producción y el consumo basados en la proximidad y los canales cortos de comercialización. Y nos convencimos finalmente del inmenso potencial de los proyectos agroecológicos a pequeña escala como generadores de oportunidades de vida con trabajo digno en el medio rural.
De esta confluencia entre el campo y la ciudad, entre Tierra de Campos y Lavapiés, surge La Sola Agroecológica.
Cómo lo hacemos
Aprendemos de la sabiduría campesina, secularmente sostenible gracias a la diversificación y al aprovechamiento de los diferentes recursos que podrían extraerse de los ecosistemas mediante un manejo cuidadoso. Pero también seguimos las innovaciones que puedan hacer más llevadero el trabajo y permitan optimizar el uso de recursos sin que a su vez generen otro tipo de dependencias.
Tratamos el suelo como un recurso finito, dinámico y pleno de vida, de cuyo cuidado y mejora dependerá nuestra alimentación y la de las generaciones por venir.
Cuidamos las relaciones entre las personas que forman parte del proyecto, donde incluimos a consumidores, clientes, y proveedores, priorizando la colaboración con aquellas entidades con quienes compartimos los valores de la economía social y solidaria.
Integramos el concepto de la “buena vida” en el manejo y cuidado de los otros animales que forman parte del proyecto, atendiendo a su bienestar y dignidad.
Cultivamos la proximidad y la complicidad entre la producción de alimentos y el consumo. Promovemos la relación directa con consumidoras particulares, grupos de consumo, pequeño comercio y hostelería. Queremos que nos conozcamos.
Hacemos de la investigación y del aprendizaje de las complejas dinámicas de los ecosistemas agrarios un estímulo de cada día, para poder compartir también estos conocimientos con otros proyectos agroecológicos.
Seguimos la reglamentación de producción ecológica. En el año 2019 firmamos un contrato con el CAECYL para la certificación.
Biodiversidad alimentaria
Armonía entra la diversidad de alimentos y la biodiversidad en general